Muchos somos ya los que disfrutamos del último sistema operativo que Microsoft lanzó al mercado. Esto supone que trabajamos con un sistema operativo actualizado, pero no por ello estamos a salvo de que podamos sufrir el ataque de algún virus, de que nuestro disco duro diga basta, o de que simplemente el sistema operativo se corrompa y no nos quede más remedio que formatear el equipo. Llegados a este punto, nos será de gran ayuda disponer de una unidad de recuperación, incluso si el sistema no quiere arrancar.
Windows 10 incorpora una herramienta que permite crear una unidad de recuperación sobre un dispositivo USB, la cual nos permitirá iniciar el PC desde las opciones avanzadas de arranque, entre las que se incluyen el acceso a las funciones de F8, que con Windows 8 no es posible acceder directamente a ellas.
Pulsamos sobre la tecla Windows y escribimos “Crear una unidad de recuperación”:
Aparecerá la opción de crear una unidad de recuperación. Previamente deberemos conectar nuestra unidad USB para que sea reconocida por la utilidad. En nuestro caso el tamaño mínimo es de 512 KB, ya que no vamos a realizar copia de seguridad de los archivos del sistema; pero si lo queremos hacer, esto nos permitirá restaurar nuestro PC al estado exacto al que estaba a la hora de hacer la copia (IMPORTANTE: la unidad se formateará durante el proceso):
Pulsamos en “Siguiente” y esperamos hasta que la utilidad recopile la información necesaria para crear la unidad USB de recuperación y reparación:
Una vez recopilada la información necesaria, podremos seleccionar la unidad USB donde realizaremos nuestro copia.
En este caso seleccionamos la unidad USB H. Como se puede ver en la imagen, se recomienda una unidad de por lo menos 512 MB, ya que sólo crearemos una unidad de recuperación y reparación. Si hubiéramos marcado la opción de copia de archivos del sistema, nos pediría una unidad USB de al menos 4 GB.
Clic en “Siguiente”
Clic en “Crear” para que comience el proceso.
En nuestro caso el proceso es rápido, ya que sólo se necesitan guardar los archivos mínimos que nos permitirán acceder a las opciones de recuperación:
Tras crear la unidad USB para acceder a las opciones de recuperación y reparación, tendremos que arrancar el equipo desde la unidad USB. Para ello configuramos en BIOS, si no lo tenemos configurado ya, la unidad USB como primera unidad de arranque.
Una vez arranquemos desde el USB de recuperación, veremos una primera pantalla donde seleccionamos el idioma de teclado:
Pulsamos sobre “Solucionar problemas”:
Clic en “Opciones avanzadas”
Las opciones más interesantes son las de “Restaurar sistema” y “Reparación de inicio”.
La opción más conveniente dependerá de cuál es el origen del problema. Por norma general, la opción “restaurar sistema” está recomendada cuando el problema surgió tras la instalación de algún controlador o aplicación incompatible. Es importante en este caso no haber deshabilitado la restauración del sistema para tener creados puntos de restauración en el propio equipo.
La reparación de inicio o arranque está más encaminada a solucionar problemas con el inicio o si nuestro equipo está infectado por algún virus, y la única solución es formatearlo.
Si seleccionamos esta opción sólo debemos esperar a que termine el proceso.