Todo proceso requiere un camino, y desarrollar una aplicación para empresas no podía ser menos. Desarrollar aplicaciones a medida requiere una metodología propia y fundamentada en las mejores prácticas, de manera que conlleva un ciclo de vida: consultoría, análisis, diseño, implantación, pruebas, desarrollo, explotación, mantenimiento, seguimiento y mejora.

En este post, vamos a compartir contigo 3 metodologías idóneas para seguir en el desarrollo de las aplicaciones para empresas. ¿Nos acompañas?

 

¿Por qué seguir una metodología en el desarrollo de una aplicación para empresas?

Las metodologías de desarrollo de software son un conjunto de procedimientos y técnicas para el desarrollo de productos de software. Podríamos decir que se trata de una especie de libro de recetas en el que se indican los pasos de todas las acciones que deben realizarse para desarrollar un producto informático, como una aplicación.

La importancia de definir una metodología para desarrollar una aplicación para empresas reside en la sistematización y asignación previa de tareas para su desarrollo, así como el control sobre el mismo. De esta forma, seguir una metodología implicaría reducir los tiempos y garantizar la calidad, la integridad y el mantenimiento del software desarrollado.

La pregunta que nos hacemos en este punto es: ¿Qué metodología debemos seguir? Lo ideal sería contar con la presencia de un método general de diseño/rediseño adaptable a cualquiera de los requerimientos del desarrollo. A continuación, queremos compartir contigo algunos métodos de desarrollo de aplicaciones.

 

3 métodos aplicables en el desarrollo de aplicaciones

  1. TDD (Test-Driven Development)

Esta práctica de programación consiste en escribir primero las pruebas, después el código fuente que pase la prueba, y, finalmente, refactorizar el código escrito. Los desarrolladores utilizan esta metodología para conseguir un código robusto, seguro y mayor rapidez en desarrollar una aplicación para empresas.

Muchas personas creen que TDD es una forma de programar basada en la generación de los tests unitarios antes que la propia aplicación, lo que permite un desarrollo de mayor calidad mientras se reduce la productividad. Sin embargo, esto no es del todo cierto. TDD no es una práctica exclusiva para hacer pruebas, sino que implica el desarrollo en su conjunto, sobre todo, el diseño de software.

Si relacionamos TDD con metodologías ágiles, el proceso de diseño de software sería algo así: el cliente escribe la historia de usuario; se escriben los criterios de aceptación de esta historia y se despliegan para simplificarlos al máximo; selección del criterio de aceptación más simple; traducción en una prueba unitaria; comprobación de la prueba; se escribe el código que hace pasar la prueba; se ejecutan las pruebas automatizadas; refactorización y limpieza del código; se pasan todas las pruebas automatizadas y se comprueba que todo funciona.

  1. DDD (Domain-Driven Design)

Esta metodología propone un modelo expresivo y la constante evolución que busca resolver los problemas relacionados con el dominio de forma sistemática. Esta técnica requiere el cumplimiento de algunos requisitos: un desarrollo iterativo y una relación entre los desarrolladores y los expertos del dominio. Está orientado a proyectos que utilicen metodologías ágiles.

Este modelo representa los conceptos y la terminología claves del dominio. DDD define las reglas de implementación y es independientes de cualquier framework y lenguaje, y algunas de las características a tener en cuenta son la siguientes:

  • Lenguaje ubicuo. Es decir, lenguaje común entre programadores y usuarios (definición de variables, métodos y clases con lenguaje del dominio para que sea autoexplicable).
  • Capas en la arquitectura. En esta metodología se proponen cuatro capas (interface de usuario, dominio, aplicación e infraestructura)
  • Cualquier objeto del dominio que mantiene un comportamiento más allá de la ejecución de la aplicación y que, además, necesita ser distinguido de otro que contemple sus mismas propiedades.
  • La mayor parte de los verbos usados en el lenguaje ubicuo se van a convertir en métodos de los objetos de la capa de negocios. Los verbos/comportamientos que resulten complicados de concretar son servicios.
  • Objetos de valor. SI no llega a ser entidad, entonces es considerado como un objeto de valor, y son indistinguibles dentro de la aplicación.
  • Módulos. Nos permiten seguir fácilmente el concepto de ‘acoplamientos débiles y alta cohesión’. Si las aplicaciones empiezan a ser muy complejas, es preferible dividirla en módulos.
  • Son grupos de entidades que se relacionan entre sí, mientras los módulos están formados por clases relacionadas con los servicios.
  • Hacen referencia a una aplicación desarrollada y que sigue los conceptos de la OOP. El repositorio será el encargado de proporcionar a la aplicación los punteros necesarios para cada objeto o entidad.
  • Factorías. Si la creación de agregados o entidades se vuelve muy compleja, delegamos dicha responsabilidad en una factoría (encargadas de crear entidades o agregados).
  1. CMMI (Capability Maturity Model Integration)

Consiste en mejorar y evaluar los procesos para el desarrollo, mantenimiento y operación de sistemas de software. De esta forma, provee a las empresas de aquellos elementos esenciales para que los procesos de negocio sean lo más efectivos posibles. Su objetivo, por tanto, depende del enfoque. Si estás pensando en mejorar el éxito de tus proyectos de software, el modelo CMMI puede ser un indicador ideal sobre cómo una empresa actuará ante determinadas situaciones.

Esta metodología podemos desglosarla en diferentes niveles: 0 o incompleto, 1 o realizado, 2 o gestionado, 3 o definido, 4 o gestionado cuantitativamente, 5 u optimizado. Cada uno de ellos presenta una serie de características propias:

  • Nivel 1: El proceso es impredecible, poco controlado y reactivo.
  • Nivel 2: Se planifican las actividades.
  • Nivel 3: Se ejecutan los planes.
  • Nivel 4: Se miden las actividades.
  • Nivel 5: Se actúa para mejorar las mediciones.

El propósito de un modelo de estas características varía según su enfoque (para administrar riesgos y conocer la capacidad de una empresa para administrarlos, evaluar la madurez de los procesos de una organización, etc.). ¿CMMI o métodos ágiles?

La importancia del uso de un modelo se encuentra en la posibilidad de conocer y comprender los elementos específicos de una organización, a la vez que ayuda a saber cuáles son los puntos de mejora. La metodología aporta un lenguaje común, permite que los usuarios se puedan enfocar en la mejora y ayudan a mejorar la experiencia del cliente. ¿Tienes alguna duda acerca de estas metodologías para el desarrollo de software? Pregúntanos sin compromiso.

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