Los hábitos de los usuarios están cambiando y esto nos lleva a replantearnos nuestra estrategia de servicio y aproximación.
Cuando hablamos de movilidad, en muchos casos pensamos que “Debemos tener una App porque si no, no somos guays”, sin plantearnos una estrategia empresarial definida para entrar en este campo y, por lo tanto, sin poder controlar los costes que nos supone una inversión, con el consiguiente desencanto y pérdida de confianza por parte de nuestros clientes (internos y externos).
En primer lugar, hay que aclarar que los costes de la movilidad no se basan únicamente en el desarrollo y diseño de una aplicación móvil, que también, sino que el coste real de nuestra estrategia debe estar basado en todo lo que la acompaña y que no es fácilmente visible.
En la punta del iceberg, por supuesto, está el diseño y desarrollo de la aplicación, pero en las capas ocultas del mismo podemos encontrar las bases sobre las que debemos asegurar nuestra estrategia:
Por supuesto, debo tener claros estos puntos como parte de mi estrategia, ya que la inversión como veis es mucho más compleja que “solo” desarrollar y diseñar.
Para definir la estrategia debo visualizar el objetivo. Básicamente podemos definir 6 apartados en los que conseguir beneficios dentro de mi estrategia:
Para todo ello deberíamos seguir un proceso iterativo en el que:
Debemos tener en cuenta que una vez asentadas las bases, debemos ponernos objetivos “pequeños”, de manera que podamos preparar cada uno de los puntos de una manera bien orientada y enfocada. Es decir, pongámonos como objetivo una App que sea sencilla, con acceso a algún sistema más o menos sencillo, pero que nos permita asegurarnos que las bases están bien configuradas, que el proceso de diseño, las políticas de seguridad, el acceso a la identificación y autentificación de usuarios es correcto y que la API de acceso a nuestros servicios web es accesible y funciona correctamente, para que luego podamos expandirlas sin mayor problema.
Podemos y debemos redefinir nuestros procesos aprovechando la definición de nuestra estrategia móvil. ¿De verdad hay que ir al banco a realizar una transferencia? ¿De verdad no puedo acceder a la información de mi cliente aunque esté de viaje para ver su saldo o su actividad de los últimos meses? ¿De verdad no puedo pasar información de un siniestro a mi compañía de seguros aprovechando que mi móvil tiene una cámara y puedo sacar fotos? ¿Tengo que dibujarlo yo a mano? Si mi compañía de seguros conoce qué riesgos tengo, porque los ha valorado, y tiene un producto nuevo que me puede interesar, ¿por qué no me lo dice? En definitiva: Identifica tu “Momento Móvil”.
Debemos ser conscientes de que la movilidad jugará (y de hecho, ya está jugando) un papel imprescindible en la estrategia de las organizaciones, porque será la forma en que nuestros usuarios o clientes van a interactuar con la compañía. Por ello, definir un proceso iterativo, con un enfoque de prueba y aprendizaje, nos hará prosperar, pero también debemos analizar las aplicaciones existentes y reutilizar lo que otros ya han aprendido.
Empieza a definir el piloto que dará forma a tu estrategia empresarial.